Ahora presentamos el último trabajo de los Föllakzoid, un EP compuesto por dos largas canciones de 10 minutos cada una, con el punto de unión entre el trance y la sicodelia como motor y guía, llevan su estilo al límite, y tan mal no les va porque los chilenos se presentan por todos lados del mundo, y mostrando orgullosos su Krautrock a la chilena.
Artista: Föllakzoid Álbum: London Sessions Año: 2017 Género: Rock psicodélico / Space rock / Krautrock Duración: 19:51 Nacionalidad: Chile
Estas son reversiones de temas que salieron anteriormente, pero las versiones originales tenían un impulso totalmente diferente, un pulso más rápido. Las nuevas versiones de las canciones son pronunciada diferentes de muchos aspectos, identificado brillantemente lo que acechaba justo debajo de la superficie de la música de Föllakzoid. Un EP necesario para todos aquellos a los que les ha gustado esta banda que presentamos en estos días.
Föllakzoid y J Spaceman de Spacemen 3 se juntaron para grabar un EP especial titulado "London Sessions", el cual fue publicado por Sacred Bones durante el Record Store Day en una edición física que obviamente voló en un abrir y cerrar de ojos. Afortunadamente lo pueden escuchar completo desde Spotify, así que solo prepárense física y emocionalmente para darse un buen trip bbs.
Las tendencias son cíclicas. Todo va y viene. Situémonos en los setentas. Alemania. Las agrupaciones Neu! y Can mezclan el rock experimental, sicodélico de los sesentas con la electrónica y dan vida al rock espacial. Luego con la irrupción de Kraftwerk detona el término krautrock y el movimiento se transforma en influencia mayúscula a nivel mundial. En palabras simples, había nacido el rock electrónico. Tres décadas después, la electrónica se apodera del espectro musical. Sin embargo la sicodelia y el rock espacial mantienen un bajo perfil. En Chile, el 2007 nace un cuarteto que rescata con precisión los géneros mencionados y hasta su nombre es “krautrockiano”, Föllakzoid, cuyo significado es encendedor en alemán pero está escrito tal como se pronuncia en español. En la actualidad la agrupación está configurada como trío. Domingo García Huidobro a cargo de la guitarra, Diego Lorca en la batería y a Juan Pablo Rodríguez se le atribuye el bajo. Han editado tres discos y dos EPs. El último, publicado en abril de este año, es un trabajo en conjunto con Jason Pierce, líder de los ingleses Spiritualized, quien también se hace llamar J Spaceman. El primer encuentro se produjo en una tocata de Wooden Shjips hace un par de años en Londres. La conexión fue inmediata. Luego en el 2016, durante una gira por Europa, los cabecillas de la sicodelia electrónica chilena grabaron nuevas versiones de dos piezas de su disco "III" (2015). Para la ocasión, Pierce fue el anfitrión en una sesión que se realizó en un estudio privado de Londres. Así nace "London Sessions" (2017). Con un sonido más tosco y primitivo, las nuevas versiones de 'Electric' y 'Earth' continúan por el sendero de la electrónica pero, a diferencia de las originales, tienen un ritmo más pausado, como si fuesen más sicodélicas y contemplativas. Se nota el bagaje de sus colaboradores. En el disco "III" trabajaron con Atom TM, por lo tanto las piezas tienden a un sonido en donde las bases tienen mayor preponderancia. De hecho, el músico alemán usó un sintetizador Korg, el cual había sido usado por Kraftwerk en una gira en los ochentas. En tanto, en las versiones del "London Sessions" las melodías se prestan mayormente para la divagación por estados alterados de la conciencia. Son casi veinticinco minutos de trance, perfectos para dejarse llevar por la mágica aventura cósmica que también suma algo de realismo mágico. Voces van y vienen como si fuera nuestra psiquis que se comunica del más allá y cuando los instrumentos enloquecen, las vocecillas se difuminan. Sin lugar a dudas, un ritual electrónico. Föllakzoid es una agrupación errante. Actualmente están de gira con su tour Europa 2017 compuesto de veintinueve fechas en treinta días y en ciudades como Tel Aviv de Israel, Malmö en Suecia y Poznán en Polonia. Los chicos la tienen clara, una vez encontrado el punto de unión entre el trance y la sicodelia, el siguiente paso es llegar tan lejos como para alcanzar las estrellas. Por algo se les atribuye que su trabajo es música del cosmos, ¿no?
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Faust y Neu! en versión chilena. en el 2015 los Föllakzoid regresaron con "III", una falsa ópera-rock con cuatro movimientos de psicodelia ácida. Dicen que nadie es profeta en su tierra, y me permito agregar que menos si lo que arenga es puro rock psicodélico, espacial y Krautrock que triunfa lejos de tierras latinoamericanas. Con su despliegue multiforme e hipnótico que da paso a atmósferas espaciales en una ceremonia cósmica, un ritual tribal de las estrellas, un sonido de la creación de las galaxias, en un muestra fenomenal del salto que da esta banda, desde Chile hasta los confines del Universo.
Artista: Föllakzoid Álbum: III Año: 2015 Género: Rock psicodélico / Space rock / Krautrock Duración: 45:10 Nacionalidad: Chile
Seguimos con mucho progresivo latinoamericano, que despliega todo su ilimitado poder de síntesis de amplios estilos nacidos en otros lugares del mundo y los lleva a nuestra sintonía tan particular. Y me parece ciertamente peculiar que tantas bandas se vayan manejando por los terrenos de la psicodelia más espacial cuando el mercado para dicho estilo es verdaderamente ínfimo en esta parte del mundo. Y quizás es por ello que se producen este tipo de despegues. Y seguiremos con más psicodelia, más discos latinoamericanos e inclusive más Föllakzoid para que se deleiten con estos vuelos ancestrales que parecen tan lejanos, tan de otra galaxia, pero que en realidad nacen acá cerquita y se expanden, a puro talento, por todo el mundo.
Lo que principalmente llama la atención es enterarse que el reconocimiento le tuvo que llegar a Föllakzoid fuera de su natal Chile, y cómo, es que su fichaje a Sacred Bones Records desde su disco pasado "II" le ha favorecido y ayudado para que la banda comenzara a adquirir el reconocimiento que se merece. Mejor aún, el trío liderado por Domingo García-Huidobro (quien también hace cine independiente) ofrece una oferta bastante diferente al Pop-Rock tan convencional que siempre se mueve por lo regular entre México, España, Chile y Argentina, quizá por eso es que el grupo es más conocido en países no hispanos, llevándolos incluso a trabajar para "III" con un legendario, reconocido y multifacético músico/productor alemán como los es Uwe Schmidt (mejor conocido como Atom TM o Señor Coconut). Lo encontrado en "III" es definido por sus mismos integrantes como "Trance tocado por músicos de Rock". Y es que al discernir el sonido, se puede encontrar que componentes como el beat es hecho por una batería física y resalta mucho lo hipnótico que llegan a volverse tanto la guitarra como el bajo y la forma en que laten debajo de aurora de oscurantismo, agregado a esto, se encuentra un sintetizador Korg que es tocado por Schmidt que fue uno de los instrumentos usados por Kraftwerk en la década de los 80's. El salto de "II" a este nuevo trabajo ha traído una mejora importante en la producción, mas ha abandonado muchas cosas importantes como su influencia KrautRock, los sintetizadores y atmósferas espaciales de baja fidelidad, y poco más, presencia de apartado vocal. Por este nuevo camino se abre paso el sonido repetitivo, la retroalimentación, la atmósfera menos turbia pero más elegante y oscura, los monocordes y las oscilaciones hipnóticas; elementalmente más simple y minimalista, pero logran salir triunfantes con eso en "Electric", "Earth" y "Feuerzeug" con todo lo que ya he mencionado. Pero si hay que resaltar una por sobre todas, sería "Feuerzeug", que consigue dar una alteración al ritmo, batiéndose a ratos con el caos gracias a brotes de fuerza más agresivos y el juego con las "perillas" analógicas raspando con estática la superficie. Las cosas han cambiado mucho en comparación de "II", en factores que ciertamente me parece hacen perder ese sentido aventurero en un estilo que supieron desarrollar con más soltura y dinamismo. Lo importante en "III" es el "viaje" y cómo el beat y lo reiterativo del latido instrumental se va adentrando al cerebro, lo mismo que las voces, aunque pocas, logran retumbar hasta la mente por su espectro y su color, cosa que hacen con total acierto. No obstante, hay que recalcar que Föllakzoid al menos con "III" está únicamente re-descubriendo algo que ya fue hecho hace mucho tiempo, un estilo y sonido ya explorado y muy probablemente agotado, bien conocido por muchos. Pero no le quito el mérito al trío en su magistral ejecución de 3 de estas 4 canciones sostenidas por al rededor de 10 minutos cada una, y una mención especial a Chile por exportar música de esta manufactura y calidad. CRM Rating: 71%
Föllakzoid es una de esas bandas que lograron alcanzar el sueño del pibe, recorrer el mundo gracias a su música. ¿Qué mejor? “III” es el nuevo trabajo discográfico del trío santiaguino, sucesor de “II”, editado por el sello estadounidense Sacred Bones Records. El viaje de Föllakzoid “III” (2015) comienza con “Electric”, sonidos característicos de la banda que hacen entrar en un estado hipnótico y muy atrapante, lleno de oscuros y agradables sonidos de guitarra, bajo y batería. Nos sentimos que estuviéramos en una especie de ritual o ceremonia cósmica. Monotonías armoniosos acompañados de finos toques minimalistas, son los encargados de adentrarnos a un estado de conciencia de relajo, mientras una voz nos susurra mensajes en inglés, para intensificar una idea de existencia humana y poder estar dispuestos caminar por los lugares más ocultos de nuestra mente. Después de casi doce minutos de trance, es el turno de “Earth”. Comenzamos con delirantes guitarras de la mano de efectos de “delay” (retardo) que nos hacen despegar de donde sea que nos encontremos, ideal para elevar nuestros sentidos. Poco a poco la canción se va apoderando de nuestras sensaciones en un vaivén de progresiones y ritmos espaciales. Muy al estilo de Föllakzoid. “Piure” es el tercer tema del disco y el más largo (12:48 min) de la banda compuesta por Juan Pablo Rodríguez en voz y cuatro cuerdas, Domingo García-Huidobro en guitarra y Diego Lorca en batería. Parte con unos espeluznantes sintetizadores e inusuales ritmos que nos llenan de enigmáticas y oscuras sensaciones a través de oscilaciones misteriosas. El aterrizaje está a cargo de “Feuerzeug”, el último tema del disco, que nos hace subir y bajar, algo muy característico del trío chileno, encaminados al trance espacial alemán de los años sesenta con nuevas visiones. Es una composición que engloba los cambios atmosféricos en tan solo nueve minutos, siendo la canción más corta de “III”. Este álbum es prácticamente de carácter instrumental con el protagonismo de cada instrumento ejecutado de forma maravillosa durante 45 alocados y narcotizantes minutos, felicitaciones a Föllakzoid.
Los chilenos Föllakzoid regresan con III, una falsa ópera-rock con cuatro movimientos de psicodelia ácida Como dueños de todo un desierto en donde explorar con químicos folclóricos, donde iniciar rituales tribales y en donde jugar con maquinolas desde las facciones más lisérgicas de la música rock, los chilenos Föllakzoid continúan perfilando un producto de consumo integral, sin independencias y con tantas interferencias como movimientos. El último de ellos es III, cuarta producción de la banda trasandina y tercera desde su etapa en Sacred Bones Records, uno de los templos de la psicodelia moderna a escala mundial, y en donde el trío sudamericano despliega un arsenal de excusas que los llevan a orbitar por territorios como el acid house, el kraut circular, el rock psicodélico y el psycho-folk más tribal y ritual del circuito. No es raro que con el correr de los minutos nos encontremos con un grupo que encuentra en el formato de canción on-the-go una gran jam session que conecta con referencias de nuevo ácido como !!! o LCD Soundsystem pero desde una vis más peluda (Electric); se animen a coquetear con atmósferas stoner de aplicación septentrional a un rock yugular, truculento, que marea el beat y se encuentra a gusto entre referencias como las de Goat, Kyuss o Pond (Earth); coquetean con cierta rama folclórica asiática en un caos cenital de noise desencadenado, drones rockers y guitarrazos sintéticos (Piure); y culminan su batalla encendiendo un circuito de filtraciones gaseosas que conecta pausa psicodélica, rock lisérgico, ecos y delays y un puente de ida y vuelta entre Damo Suzuki, Master Musicians of Bukkake y The Oscillation (Feuerzeug). Un viaje ritual a los libros de Carlos Castaneda desde el punto de vista de tres chilenos en un maremágnum de nociones psicotrópicas para el rock moderno.
Para todo aquel que guste creer en el misticismo de las cosas, pocos números retienen mayores cualidades extraordinarias que el tres. Tradicionalmente, al tres se le han atribuido propiedades tales como el equilibrio, la armonía, la santísima trinidad, la unidad del hombre, entre muchas otras condiciones extraordinarias. Así, se ha convertido en objeto de las más extrañas veneraciones. Es de mi consideración creer que la verdadera magia existe en las cosas que se pueden palpar, aquellas que de alguna u otra manera generan contingencias reales en las personas que habitan este lado del universo. Encuentro un claro ejemplo frente a lo que intento exponer aquí en la gestación de la escena psych chilena que hace años se fortalece desde la figura de Blow Your Mind (BYM) Records. Magia sería entonces, por ejemplo, la nueva creación del trío santiaguino Föllakzoid -uno de sus más importantes emblemas- que, coincidentemente, lleva de nombre: III Cuatro son las canciones que construyen este tercer disco, (sucesor de II y el EP homónimo). Múltiples son las emociones que provoca el marcado viraje hacia lo electrónico que parecería ser el rasgo que lo diferencia de sus predecesores. “Electric” es la canción que inicia el recorrido. A través de hipnóticos ritmos y narcotizantes ejecuciones propicia un ritual de inmersión absoluta. Aquel minimalismo que armoniza cada una de sus elecciones es el que socava las grietas del estado de consciencia y posibilita perderse en la profundidad de los matices de la obra de Follakzöid. Mientras uno oscila allí, lejos de los umbrales de entendimiento, se acerca cual suspiro la voz de Juan Pablo Rodrigues para evidenciar un destello de existencia humana y aliviarnos de esa susceptibilidad de ser arrastrados en los lugares más recónditos de la mente. Sin embargo el viaje continúa, y es a través de los atrapantes rasguidos que ofician de introducción a “Earth” que se despiertan nuevas y apabullantes sensaciones. El placer que colma aquellas primeras progresiones es un espacio acogedor donde guarecerse del inevitable caos que poco a poco comienza a seducirnos llegando a la segunda parte de la construcción. Como aquello que conceptualiza su nombre, “Earth” es ese espacio donde se dirimen las pulsiones inherentes del alma (el amor y la destrucción) en una contienda infinita que no necesita ganadores. “Piure” condensa en sus doce minutos la esencia misma de este choque de fuerzas antagónicas que marca la impronta de III. Inusuales ritmos se mezclan con el magnetismo de la guitarra de García-Huidobro provocando esotéricas sensaciones que, a través de recursos de paisajismo sonoro, condensan una experiencia holística colmada de misterio. El golpe final es tan encendedor como lo indica su nombre. “Feuerzeug” aniquila con su estridencia cualquier tipo de expectativa hacia un calmo descenso hacia la vigilia. Los momentos finales de III se funden en la osadía de aquellos recursos de paisajismo sonoro a los que refería anteriormente. Cuando consulté a Domingo García-Huidobro sobre el statement que Jason Pierce había realizado según el cual “las bandas verdaderamente psicodélicas se encontraban en Sudamérica” en uno de los hightlights de la entrevista que hace poco compartimos, el guitarrista compartía una particular visión- que intenta proliferar -según la cual gestar géneros foráneos en Sudamérica “le da un espíritu distinto a la música”. Adjudica esta poética aseveración a “la herencia mística que tienen todas las culturas ancestrales del continente, que de alguna manera se pasa telepáticamente a los músicos que entran en estado de trance.” Es fácil adjudicar la singularidad que la propuesta de Follakzöid sostiene frente a otros exponentes de la psicodelia mundial al mero hecho del lugar donde fue concebida. Sin embargo, más allá de que el contexto geográfico juegue una insoslayable y sentida parte en toda la experiencia Follakzöid desde un primer momento, la magia de las creaciones del trío se encuentra sobre todo en la indescriptible progresión a la que, naturalmente y de manera casi instintiva, son absorbidos aquellos estímulos que además de determinar su obra, la reinventan día a día. III es sólo la apabullante evidencia de todos esos factores conjugándose en el misticismo de la trascendencia.
A pesar del buen sabor de boca que nos dejaron hace tan sólo dos años, se nos han pegado las sábanas a la hora de hablar de la nueva referencia que nos han entregado los chilenos Föllakzoid hace tres meses. Avalados sólo por su mera presencia en un sello de calidad como Sacred Bones, el grupo de Santiago de Chile destacaron con su krautrock hipnótico y sideral, compensando la poca originalidad de su propuesta con un buen entendimiento de sus influencias y una ejecución deliciosa capaz de dejar nuestra mente flotando gustosamente en ese mar de sonidos psicodélicos cocidos a fuego lento. Föllakzoid, hipnotizando a fuego lento Sin embargo, aquí estamos, hablando de su regreso a la actividad discográfica con una buena demora de por medio. ¿Tal vez porque han bajado tanto el listón en III (Sacred Bones, 2015) que nos ha dado pereza hablar de ellos otra vez? Nada más lejos, todo sigue igual que hace dos años: mismo sonido, mismas tablas en la ejecución, misma capacidad para deleitarnos con el trance y misma calidad. Casi podría hablarse de cómo ‘Electric’ termina enlazando de maravilla con esa ‘Pulsar’ con la que cerraba II (Sacred Bones, 2012). Quizá allí esté el problema para muchos, que Föllakzoid no hayan dado un paso adelante en algún aspecto, que nos hayan sorprendido en vez ofrecernos un plato de similares características al que ya nos encandiló hace no tanto tiempo. Eso podría ser un problema para grupos cuya música sea esclava del momento, de hacer palpitar el corazón continuamente con canciones inmediatas y engarzadas en piedras preciosas. No creo que ese deba ser el caso de Föllakzoid. Aunque no ofrezcan nada especialmente diferente a lo que ya habían hecho y algunos queráis reprocharles ese hecho, pensad por un momento cuántas bandas que se muevan por los terrenos kraut pueden mantener el nivel de la manera que hacen los chilenos. Pensad por un momento cuántos discos psicodélicos van a contar con perlas como ‘Earth’, que os atrapen en su lisergia y estimulen vuestra mente con una progresión sonora que nos conduce al crescendo pero que nunca estalla. Que en su motorik logren hacernos mover la cabeza a su ritmo y nos tengan completamente atrapados. Que logren plasmar con tanta precisión el legado que nos han dejado gente imborrable como Faust o Neu! 7.3/10 Y aquí estamos, dos años después y parece que nada se ha movido. Y no pasa nada porque así sea. Si te gustó II no hay motivos de peso para que III no te termine gustando también porque cuenta con los mismos y sabrosos ingredientes, se han cocinado con el mismo mimo y se han servido con elegancia y buen aspecto. Mientras Föllakzoid sigan manteniendo ese buen toque para extasiarnos con sus ritmos y su buen gusto para diseñar estructuras psicodélicas, no cabe duda de que seguirán siendo un grupo muy disfrutable y a tener en cuenta. No han terminado de romperla, pero no se han relajado ni mucho menos por lo que no hay motivos para no seguir dejándonos llevar por su mar de instrumentos.
Un álbum como éste proporciona una esencia que se sentía un tanto perdida acercando estos riffs “loopeados”, que con II ya experimentan de manera más sensata, ajustando su sonido/esencia, los cuales hacen que el álbum no te mantenga aburrido pero si atrapado en su ambientalidad. Por lo demás, cuando ambos álbumes se escuchan de corrido, genera un largo disco sugestivo. Para muchos quizás, Föllakzoid no es un nombre familiar: nos hace pensar en miles de posibles significados desacertados, a menos que el space rock chileno sea de tus intereses. Efectivamente, dentro de la escena nacional nos encontramos con peculiaridades musicales que han llamado la atención de los aventureros en sonido, una de las desatacadas es Föllakzoid. Trío originario de la ciudad de Santiago, que data del 2008; acumulan hasta la fecha 3 álbumes, habiendo lanzado su primer LP “Föllakzoid” en el 2009, “II” del 2013 y el más reciente “III“; podrían incluso adivinar ya el título de su próximo álbum. Ellos mismos se describen como un conjunto que proviene de la música andina como también contemporáneos musicales, con los que crean una rica y aún minimalista atmósfera. Un proyecto que cuenta con una seriedad y material de calidad, que claramente a través de su recorrido artístico han podido dar cuenta de su evolución de identidad musical peculiar. “III” se compone de 4 piezas instrumentales y 4 canciones que superan los 9 minutos cada una, que llevan a la banda a una experimentación por sonidos más actuales y alegres en cierto sentido. Para esta ocasión la banda trabaja con nada menos que Uwe Schmidt (conocido como Atom TM) el cual interpreta las teclas en el álbum, una colaboración soñada y certera, bajo el sello neoyorkino Sacred Bones Records. Se continúan adentrando en su trance prolongado, que a nuestro parecer es aún más evidente si se presenta la oportunidad de presenciarlos en vivo, en donde la puesta en escena es crucial. “Electric” es el tema a elección para comenzar, una suave y siniestra entrada in crescendo ligada a lo étnico, que ofrece una primera impresión a algo que podría ser un largometraje muy oscuro e hipnótico. Con esta apertura nos detendremos a mencionar la riqueza sonora de la cual hablaban ellos mismos en su auto-descripción, la cual genera atmósferas distintas y cohesivas, ligadas por la repetición obvia pero no así exhaustiva, extrayendo el minimalismo del Krautrock alemán. La ligereza con la que es tratada la guitarra se entraña con el sistemático ritmo que mantiene la batería motorik a través de todo el álbum, atenuando de manera ingeniosa el bajo y haciendo que el sintetizador se destaque con ese toque espacial y hasta industrial que sirve de unión gradual entre pasajes y entre los mismos temas. Nos adentramos en el segundo cuarto del álbum llamado “Earth”, que le da un toque algo narcótico al LP y menos upbeat que el anterior tema. Con este segmento nos quedan dando vueltas el sentido y la utilización de las voces como ecos murmurantes, sobre todo en los últimos dos álbumes del conjunto, ya que al escasear lírica la atmósfera es aún más envolvente y cada vez que las armonías vocales se hacen presentes como un mero instrumento que se torna especial y marca segmentos cohesivos como un oleaje. Le sigue “Piure”, que sirve de transición y una especie de descanso de lo tenso de la primera mitad de la obra, algo de cierta forma necesario y que exige la suavidad que la compone hasta cierto punto. Se vienen a la mente bandas como Flamingods, y países como la India, un toque netamente arábico y algo pasivo. Cada vez encontramos detalles, mínimos y sobre analizados quizás, pero que avalan un gusto generalizado por el trío chileno. Dicho esto, nos movemos al tema elegido para la clausura, que debería ser gloriosa. “Feuerzeug”, algo más eléctrico que los demás, pero así menos intenso: una especie de evolución o mezcla de todo lo escuchado con anterioridad. Aquí es donde nuestra película ficticia, llega al clímax, de una forma degradada y sin apuro de ningún tipo. Ahí mismo es en donde el desenlace de cada canción y su desarrollo en sí es bastante importante, no es un longplay caracterizado por ser rápido de consumir. Nos referimos a que Föllakzoid, ataca de forma inconsciente, progresiva y efectiva por lo demás, va en contra de la rapidez e instantaneidad propia del siglo; irónicamente no así su carrea, ya que el Europa la recepción ha sido excelente, mucho más que en nuestro país de hecho. Al comparar a esta obra con su antecesor, nos encontramos con algo más denso, que comienza con “II”, donde giran aún más en dirección al Krautrock, dejando un poco de lado el dejo stoner que posee el debut. Ahondaremos en la caracterización del género recién mencionado, y que impulsó al título de este mismo texto. Cuando hablamos de Krautrock, estamos hablando de un subgénero que nació específicamente en Alemania como una mezcla de rock y electrónica a fines de los sesenta, y que obtiene como resultados bandas como Neu!, Popol Vuh y Tangerine Dream por mencionar algunas. Éste por lo demás se destaca por su minimalismo musical, que se influencia de la música oriental y africana, así como el avant garde y el jazz, subgénero que muchos simplemente llaman experimental. ¿Por qué mencionamos la descripción anterior? Porque el Krautrock como hace mucho sentido con esta banda que de cierta forma hace resurgir esta esencia en un lugar como Chile, que le agrega aún más potencial como territorio, conectando las influencias del propio subgénero. Un álbum como éste proporciona una esencia que se sentía un tanto perdida acercando estos riffs “loopeados”, que con II ya experimentan de manera más sensata, ajustando su sonido/esencia, los cuales hacen que el álbum no te mantenga aburrido pero si atrapado en su ambientalidad. Por lo demás, cuando ambos álbumes se escuchan de corrido, genera un largo disco sugestivo. El inherente componente de trance de III “separan a la gente de sus mentes individuales” como menciona Domingo García-Huidobro – guitarrista y voces secundarias- , aspecto que parece intrínseco de la misma naturaleza del Krautrock. Los patrones rítmicos, los elementos ancestrales y futuristas nos mantienen en una suerte de realidad cósmica que te escudan del mundo, que hacen eco desde Chile, consagrándose de manera sugerente de con esta banda.
Los Föllakzoid beben de insignes corrientes setenteras de la música: el minimalismo estadounidense, el rock psicodélico y, principalmente, el krautrock alemán, sobre todo de Neu! y Can, en esencia. Estas influencias encuentran un denominador común, que es la búsqueda de una espiritualidad lisérgica, finalmente transformada en contracultura, en una nueva forma de ver la vida y la existencia. Elementos que dotan a la música de tintes sociopolíticos mayores de lo común. Por otra parte, el trío (compuesto por Juan Pablo Rodríguez, Domingo García-Huidobro y Diego Lorca, a los que se suma Ives Sepúlveda) agrega a “III” resonancias un tanto más industriales en comparación a sus dos álbumes pasados, añadiendo sonidos (participa Atom TM en sintetizador Korg), capas y texturas electrónicas, tal como ocurre en el final de ‘Electric’, que se fusiona con la obertura de ‘Earth’. Sin embargo, ambas tienden a utilizar la fórmula compositiva consistente en pequeñas agrupaciones de acordes que se van repitiendo en indeterminadas secuencias y sucediendo en forma pausada y oscura, con puntos de fuga en que se elevan de gran forma el sonido y las sensaciones. Estas dos extensas composiciones son excusa para analizar las dos teorías que giran en torno a Föllakzoid: Para unos, se trata solo de un ejercicio de estilo, es decir, la reiteración de un sonido ya claramente demarcado, lo que los califica derechamente de carentes de originalidad. Sin embargo, otros encontramos en Föllakzoid un ejemplo de buena música, un examen revitalizador para aquellos que gustan de las influencias ya mencionadas; un reconocimiento que les ha hecho tener notoriedad internacional y tocar en festivales relevantes como Primavera Sound 2014 en Barcelona. Muchos agradecemos, además, la chance de ver krautrock en vivo, oportunidad antes negada por obvias razones históricas. Luego, aparecen ‘Piure’ y ‘Feuerzeug’, ambas con una vasta y excesiva simplicidad en la conjugación bajo y batería de los siempre exactos (incluso en concierto) Rodríguez y Lorca, respectivamente, alejada de la fuerza de lo que se entiende por viaje trascendental. La primera de ellas contiene un fin espacial que ayuda un tanto a sobrepasar el tedio de sus primeros minutos, los cuales son de un pulso que se aleja de la calidad de sus anteriores entregas. Con la segunda ocurre algo similar, y no es que la reiteración de notas con un ritmo determinado sea malo en sí, ya que si la comparamos con ejemplos de minimalismo como “In C” (1964) de Terry Riley, debe decirse que la estructura de los nacionales la sobrepasa en complejidad, pero a Föllakzoid se le puede exigir más. La pregunta que surge es si en este disco llegan a niveles que los catapulten a ser considerados dignos herederos de la tradición setentera. Difícil de contestar y sobre todo de medir si carecemos del elemento sociopolítico y cultural que promovió tal brillantez musical; solo podemos decir que la sensibilidad de estos sonidos depende de múltiples factores. Finalmente, “III” se transforma en una experiencia muy personal, que encuentra su sentido en el instinto, y por tanto, podría decirse que el grupo alcanza con holgura esas cotas, sin embargo, no a la altura de sus discos pasados, en los cuales de alguna forma se transmite de mejor manera la intención existencial y espiritual de su música.
Fines de los 60, y muchas bandas en Europa comienzan a tomar los vestigios dejados por la psicodelia para llevar al rock hacia un lugar mucho más cercano al arte. Nace el rock progresivo. A través de él, se desarrollan distintas expresiones que funcionaron casi en plan de cofradía: en Inglaterra se forma la “Escena de Canterbury”, sostenida en la visión de bandas como Soft Machine o Caravan; en Francia se ubica la combinación más extrema de estilos gracias al zehul (subgénero creado por Magma, quienes tomaron el free jazz legado por John Coltrane para dar con el perfil de su proyecto); y en Alemania nace el krautrock, quizás la respuesta más definida que contiene el rock progresivo como un concepto global. Considerando que todas aquellas manifestaciones tienen su mayor valía en la condición de movimientos contraculturales dentro de sus respectivas culturas geográficas, trascendiendo al ejercicio puramente musical, ¿es ajustado decir que Föllakzoid, en su propuesta, hace krautrock? La FÖLLAKZOID 01banda nacional se formaba en 2007 editando su primer trabajo con el sello local Blow Your Mind, para después de un exitoso paso por el circuito underground chileno, radicarse definitivamente en el exterior. Con la venia y consideración de colosos críticos de música como son NME o Pitchfork y, respaldados por una de las casas discográficas independientes más importantes de Norteamérica, Sacred Bones Records, sacan su segundo larga duración en 2013, y ahora también su tercer álbum, titulado simplemente como “III”. Reverberación, tanto en la técnica instrumental como en la sucesión de sus discos, es la palabra ideal para definir la constante en el sonido de Föllakzoid; el eco se hace presente en el ancho de su discografía para llegar a establecerse, sin agotarse, en el último de sus ofrecimientos. “III” es una placa que disminuye la cantidad de sus tracks en relación a sus antecesores –“I” (2009) tiene seis; “II” tiene cinco, y “III” tiene cuatro- para confirmar que el quiebre de su sonido no se encuentra en la irrupción de cada corte, sino que en el paso del mismo se van incluyendo nuevas cadencias que lo orientan por un camino u otro, con independencia de que la base sea la misma y la estructura de la canción esté diseñada con sostén del mismo beat, tendencia llamada motorik que, a su vez, fue impulsada por Neu!, banda que precisamente se mueve en los márgenes del krautrock. Así, el primer corte de la placa, “Electric”, se desvanece para hacer espacio a “Earth”, que se dedica al vaivén de los distintos tiempos con los que trabaja cada instrumento, sin caer en la disonancia y aplicándose en una característica muy propia del math rock. Es en este pasaje donde se establece la principal innovación de la banda en términos técnicos, explotando todas las posibilidades de la percusión para entregarle más notoriedad sobre un tema que, aleonado por aquello, recuerda inmediatamente al “A Saucerful Of Secrets” de Pink Floyd en su “Live At Pompeii” (1972). FÖLLAKZOID 02Por la otra vertiente, en “III” la incidencia de las voces se aplaca todavía más, considerando la ausencia del recurso en el ejercicio histórico de la banda, de esta manera, la misma se matiza como otro instrumento tangible. El tercer y cuarto tema del álbum, “Piure” y “Feuerzeug”, respectivamente, transitan por la simplicidad, por el minimalismo de tres músicos que intentan, por medio de un groove sostenido en cada extenso track, incorporar un caudal de sonidos mixtos, logrando crear una atmósfera que invita a la quietud, amén de un resultado simple y muy limpio, que no necesariamente tiene que ver con la poca dificultad en la ejecución instrumental de la banda. Probablemente Föllakzoid nunca haya buscado hacer krautrock y simplemente coincidió en la estética con este, acercándose al género no más que otra banda chilena, Congelador, cuando la misma compartiera escenario en 2009 con Damo Suzuki, antiguo miembro de Can, colectivo pionero del movimiento musical progresivo teutón. Lo que se encuentra al alcance de una placa como “III”, de una muy agradable digestión, pasa por música que puede ser replicable en los círculos bohemios de la capital orientados hacia la vanguardia, música que sirve para ir mirando la inmensidad del paisaje cuando se baja por la ladera pavimentada después de haber acampado una semana en el Valle de Elqui, o música para envolverte en un rincón de tu hogar con lo misceláneo de sus elementos, quizás en una nube de humo. Finalmente, lo que hace Föllakzoid es, sencillamente, música.
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Seguimos con esta semana de mucho progresivo latinoamericano de exportación, y volvemos con una banda que presentáramos oportunamente: los chilenos Föllakzoid con su estilo tan frecuente en latinoamérica (vaya uno a saber porqué razón): una especie de Krautrock psicodélico, electrónico y espacial bien lisérgico, llevando las densas atmósferas creadas a su vertiente más hipnótica, en una fórmula que los ha situado como uno de los principales exponentes de una generación que -como los profetas-, ha logrado mayor atención en el extranjero que en su propia tierra. Kraut a la estratosfera!!!
Artista: Föllakzoid Álbum: II Año: 2013 Género: Rock psicodélico / Space rock / Krautrock Duración: 42:46 Nacionalidad: Chile
En su sonido podríamos referenciar a Ozric Tentacles, Hawkwind, Neu! y varios más, pero la verdad mejor hablamos de ellos, porque hay bastante para decir. El segundo álbum de Föllakzoid en una repetición sin fin. Para aquellos a los que les gustan los largos descansos fuera de la realidad. Para los amantes del krautrock psicodélico, quizás esto no sea para todos. Tienes que amar el repitition. No tienes necesidad de ruido. Tal vez a veces tomas retiros de meditación.
Si en su primera excursión (si la has escuchado), los Föllakzoid te llevaron a las regiones más profundas de la galaxia, arrojaron tu nave estelar y cortaron la cuerda, dejándote a la deriva hacia lo desconocido. Ahora, considera a "Föllakzoid II" como la continuación de tu viaje trascendental desde ese desconocido, donde ahora todas las cosas son raras pero familiares, vistas con la perspectiva y la experiencia de algo que ya conoces. Por suerte, tenemos bastantes comentarios del disco, así que vamos a repasar distintas opiniones, porque todo esto es muy pero muy subjetivo...
Hipnótico, convulso y trippy segundo disco de los chilenos Follakzoid, auspiciados esta vez, por la estimulante disquera de Brooklyn, Sacred Bones. No se puede decir que "II" suponga un riesgo con respecto a su debut, sino mas bien un enriquecimiento y desarrollo de la fórmula psicodelica mostrada en su debut. Es cierto que las comparaciones con otros grupos no se harán esperar, sin embargo, los chilenos demuestran clase y capacidad para crear paisajes sonoros psiquicos llenos de experiencias, manifestaciones y conexiones, sobre todo en temas largos y a base de repique de percusiones, bajos minimales, voces bajo efectos varios y una guitarra alucinante. Más que recomendable
Gusdan
Corría el año 2006 y en la música chilena se generarían una seguidilla de acontecimientos que marcarían un antes y un después en su historia más reciente. A la irrupción del Folk y el Pop en los circuitos más populares de la música independiente, se le sumaría la Psicodélia, el Space Rock y otras corrientes musicales que desde una trinchera mucho más underground encenderían la escena con una propuesta mucho más arriesgada y vanguardista. A este último grupo pertenecería Föllakzoid, la banda de Krautrock y Neo-psicodélia (o lo que ellos mismo bautizan como “Música Cósmica”) comenzaba a formar lo que sería su sonido cuando tres amigos de infancia –bajo/voz, guitarra y batería- se juntaran a improvisar en una sección que duraría horas y en donde surgiera una química lo suficientemente potente como para sumergirlos en un trance hipnótico. Dando sus primeros frutos el día de su debut, un 7/7/7, medio año más tarde de aquella experiencia fundamental. Ya en 2009, y luego de integrar una guitarra a su formación oficial, lanzaron su primer álbum homónimo por el sello creado junto a otras bandas de la escena, “BYM (Blow Your Mind) Records”. A tres años de eso y un Ep (12”) de por medio, llegaría su segundo disco, “II”, que vio la luz en Enero de 2013 y del cual les hablaremos ahora, mientras esperamos el lanzamiento de su tercer LP, para el primer semestre de este 2015. El disco de Föllakzoid abre con “9”, inclinándose desde un principio por un sonido con ciertas remanencias tribales, todo gracias al 4/4 de su batería que junto a unas discretas pero creciente líneas de bajo logran construir una estructura de fondo compacta, donde tanto la guitarra como el sintetizador -especialmente éste último- destacan en la superficie a medida que se aproxima el cierre. “Río”, el segundo y probablemente uno de los mejores temas del disco tiene a la guitarra como gran protagonista, inicia con un distintivo fraseo que será un tópico recurrente durante todo el tema y se va desarrollando en grandilocuentes paisajes de un sonido muy garage y psicodélico. La voz distante nos recuerda a Jason Pierce de “Spaceman 3” mientras la estática base de batería, bajo, y sintetizador nos hará transitar por un hipnótico viaje de siete minutos. Ponte cómod@, cierra los ojos y déjate ir… “Trees”, un amalgama entre sintetizador, batería y bajo es la fuerza motora, “el motorik” de un tema (que mejor sería denominarle trayecto) de seis minutos treinta, visitado a cada tanto por una guitarra que aporta la psicodélia como ingrediente estético y una voz espectral que nos pregunta “Si nos estamos sintiendo solos” (“Are you feeling lonely?”), enriqueciendo con pequeñas pero definitorias apariciones unos espacios sonoros amplios y etéreos. Menos es más. Le sigue “99”, iniciando con una guitarra delay acompañada por Goliat y Toms de batería muy presentes, se le suma un bajo punzante unido a una lisérgica guitarra y una voz en reverb que musita palabras inentendibles, acá las letras no son importantes para Föllakzoid. El sintetizador se encarga de cerrar todo con su omnipresente interferencia, que viene a contrastar el camino tomado por el resto de los instrumentos. Siendo éste el tema más oscuro de los cinco que componen “II”. Llega a cerrar el disco, “Pulsar”, otro muy buen tema que en sus 12 minutos pone de manifiesto todos los elementos que conforman el sonido de la banda, erigiéndose como la más irrefutable declaración de principios. Es así como Föllakzoid nos entrega con “II” un disco inspirado, reflejo de la comunicación musical casi orgánica de sus integrantes y que desde un principio nos hace recordar a “Neu!” la banda alemana de Krautrock con la que comparten sonido y estructura. Transformando sus 47 minutos de duración en un viaje para cerrar los ojos y disolverse en el espacio.
¿Quieren más? aquí les dejo un video, y pasen a ver la entrada completa de esta continuación del viaje a las estrellas lisérgicas de los chilenos Föllakzoid, un trabajo hipnótico, completa, briosa y fantasmal donde las imágenes emergen, se transforman, se entrelazan y despliegan con una lentitud sin pausa.
Muy buenos músicos con un pensamiento colectivo y creativo para componer. La producción del álbum es muy buena. Música bastante... truculenta, que funciona muy bien cuando te recuestas a descansar y cierras los ojos. Crea un buen ambiente y un estado de ánimo acorde a lo que buscan lograr con sus poderoso riffs y algunas buenas melodías. Realmente encantador para quien le guste el estilo.
Del mismo modo que Sudamérica se orienta hacia África, amagando con una ruptura pasada o un encuentro aún por conocer, Föllakzoid se dirigen con pies de plomo hacia el krautrock y el trono de la psicodelia contemporánea. La colisión entre ambos continentes es o bien el resultado de meras teorías geológicas o bien suposiciones futuras, pero por el momento nada tiene de real. Del mismo modo, nada tienen Föllakzoid que aún les eleve hacia los altares del space rock, pero a partir de su disco debut, II, podemos divagar y teorizar sobre su esplendor venidero. ¿Colisionarán, a años vista, con el cadáver siempre reivindicable de Hawkwind o Neu!? La silueta de II invita a pensar en ello. De Chile al resto del espacio No era casual la referencia a Sudamérica, por descontado, ya que Föllakzoid parecen ser el estandarte de la nueva y deslumbrante escena de psicodelia chilena, que ha recibido todo tipo de parabienes en la radio de EiTB, en The New York Times y en The Guardian. Una maraña de nombres, aún breves (Jessika Kenney and Eyvind Kang, Dawn Richard, Aruán Ortiz), a los que habrá que seguir el rastro tras el soberano primer trabajo de Föllakzoid, de los que se pueden intuir pistas de su talento antes siquiera de acceder a su música. Edita Sacred Bones Records, no en vano, que ha encontrado en los chilenos el modo más idóneo para cimentar un 2013 igual de antológico que su 2012. Desde Sacred Bones y Chile al resto del espacio, en un viaje por la galaxia junto a ti. Föllakzoid hacen de la repetición constante un proyectil sideral que emulsiona y se dirige hacia el rincón del cerebro más apto para el trance. Del krautrock de los setenta aún quedan estupendos estertores en la escena actual: podemos hablar de Lumerians o de Dead Skeletons como grupos habilitados para ser referentes futuros de la psicodelia del presente, y en su misma onda caminan Föllakzoid. El trance como objetivo, la repetición, el estallido de sensaciones psíquicas, el motorik, la lisergia grandilocuente y pausada, que se reproduce a cámara lenta, con calma y reposo. Las virtudes de unos y otros grupos se confunden y los resultados son los mismos: discos excitantes. Föllakzoid saben labrar su propio camino, en cualquier caso. No hay especiales síntomas de especificidad geográfica en sus canciones, pero si optan por desarrollar con amplitud todas sus ideas. II es un crescendo constante. Cada canción es más larga que la anterior, y todas conducen a estrellas a punto de explotar. II es el viaje de millones de años que hay que recorrer hasta observar la supernova definitiva, el estallido de muerte de una superestrella confusa, vieja y desgastada. Un viaje abortado en el momento culmen; un crescendo que no estalla, para el que apenas se intuye fin; una estrella moribunda que nunca se deja vencer. Progresiones lentas y experimentales Así que es normal que, a ratos, II sea un disco ligero, al que se le podría exigir algo más de agresividad. Pero no es misión de Föllakzoid conducirnos por los parajes explosivos de otras formas de psicodelia. Ellos entienden la música desde la lentitud, porque en el espacio las distancias son enormes y nunca seremos capaces de movernos tan rápidos como desearíamos. Es el mensaje que parece transmitir II desde su inicio, ‘9’, hasta su final, la soberbia ‘Pulsar’. A ratos, Föllakzoid parecen haber comprendido mejor que nadie el sentido experimental del krautrock alemán y ‘Pulsar’ y ‘99’ son dos excelentes ejemplos de ello. Hay quien ha querido ver en Föllakzoid trazos de la omnipresente sombra de Spacemen 3, pero no creo que este sea el caso. La comparación con Faust, o con los ya citados Neu!, podría ser mucho más acertada. En cualquier caso, II es un disco que merece la pena por sí mismo y no por las aburridas y recurrentes referencias en las que los críticos tendemos a enredarnos. Es más sencillo pensar en II y en Föllakzoid como los embajadores de un nuevo rock cósmico, que camina en sintonía con algunos de los sonidos que actualmente se gestan en la escena psicodélica pero que, es posible que dada su procedencia chilena, se aísle en temáticas sonoras propias y progresiones mucho más largas e instrumentales que cualquiera de sus compañeros de generación. 7.3/10 Ahí reside parte de la particularidad de Föllakzoid, en su desprecio casi total por las letras. Cuando aparecen lo hacen para evocar sonidos repetitivos, ecos del más allá, y siempre quedan ocultas bajo el manto desconcertante de algún pedal extravagante o de ruidos siniestros y fantasmales. Si no sabéis por dónde empezar, ‘Trees’ es la canción con más gancho (siete minutos de nada). ¿Lo más parecido a un hit? No, Föllakzoid no quieren hits. No para este mundo, no para esta galaxia.
Cerrar los ojos y concentrar todas tus energías en un inminente viaje iniciático hacia lugares más allá de la imaginación humana, a los límites propios del Universo conocido —unos límites que irán modificándose según vayamos fijando nuestra visión en ellos y saboreando de primera mano la verdadera magnitud del Universo— para explorar una realidad paralela en la que podamos descubrir una nueva Verdad ante nosotros. La música aquí toma el papel de elemento expansivo, es el vehículo que nosotros usaremos para ayudarnos a descubrir nuevos estados de conciencia en la que experimentemos nuevas y hasta ahora desconocidas sensaciones. Una invitación a un viaje hacia lo desconocido —con la dosis de miedo irracional que esto conlleva, por supuesto— pero en el que la innata curiosidad del ser humano consigue tranquilizar a nuestro a veces conservador instinto de supervivencia para caer en la tentación y experimentar un nuevo estado de conciencia, una colección de inexploradas. Unas sensaciones que se canalizan perfectamente a través de II, la segunda obra de los chilenos Föllakzoid. Este segundo lanzamiento de Föllakzoid te abduce y te atrapa en su seno con la única misión de liberarte de cualquier obstáculo, de ese pesado lastre que se adhiere a tu parte terrenal y material impidiéndote alcanzar nuevas cotas de conocimiento. Te convierte en un ente ligero, etéreo y pone a tu disposición todos los secretos del Universo que hasta ahora te resultaban extraños y abstractos hasta que por arte y gracia de este II, se resuelven ante tus ojos con una claridad nívea sumergiéndote en un trance superior. El vehículo en el que realizaremos este viaje toma forma de krautrock, de ese krautrock de sugerente espíritu espacial y curioso de la escuela bávara. Los elementos que esperamos de una obra enmarcada en este género están ahí perfectamente alineados para nosotros, sugerentes y construidos, como no, sobre una rotunda base motorik que da soporte a una no tan arquetípica atmósfera que se encuentra entre lo lúgubre y lo espacial acercándolos si no en el sonido sí a la misma corriente intelectual que Popol Vuh, sobre todo en la más larga, mística y espacial de las canciones de este álbum; Pulsar, en la que un intenso y abrasivo loop nos acompañará durante los poco más de quince minutos de esta canción en la que se despliega toda la idiosincrasia del cuarteto. Lo propuesta de Föllakzoid en los algo más de cuarenta y cinco minutos ofrece también varios momentos de inspiración psicodélica, muy posiblemente por el bagaje de sus miembros en otros proyectos y por saberse herederos a esa ola psicodélica chilena y progresiva que emergió durante la dictadura. La propuesta de Föllakzoid es clara y sincera, ellos quieren, y lo consiguen, convertirse en tu vehículo para llevarte en un trance más allá de toda frontera conocida. En tu mano está abrir la mente a esta experiencia trascendental y expandir tus límites usando los sonidos espaciales de este cuarteto chileno como excusa para alcanzar ese objetivo.
Un grupo como los chilenos Föllakzoid, formada por amigos de la infancia que se dedican a la fotografía, a la arquitectura, al cine y a la producción de festivales, decididamente no podía sonar a casi nada de lo que suena actualmente en los clubs y antros musicales hoy en día. Bueno, el kraut rock tirando a cósmico está de moda, sí, pero pocos lo hacen de manera tan personal e intransferible como estos pololos amantes del psych ruoq. En su nuevo trabajo, “II”, editado en el label de Brooklyn Sacred Bones (casa de bandas como Moon Duo o Zola Jesus), el cuarteto ha afianzado su propuesta, que sigue siendo mutante, onírica y casi alienígena, pero desprendiendo un punto más terrenal que sus anteriores discos. Con eso no quiero decir que suenen más “normales”, sino que a lo largo de las cinco canciones que componen este “II” (y que alcanza los 45 minutos de duración, los temas cortos no son terreno de Föllakzoid), los chilenos navegan –dirigiendo una nave espacial con una sala de mando llena de luces a lo Battlestar Galactica- entre galaxias a lo Neu!, entre supernovas del blues más hipnótico, cósmico y tóxico, con ligeros virajes hacia planetas donde suena el rock más groovy y lacerante de la Vía Láctea, para acabar aterrizando con la inmensa, expansiva y orgánica “Pulsar”. Quince minutos de levitación roquista para solaz de los psiconautas del guitarreo. Todo ello puede parecer demasiado confuso e inabarcable para los no iniciados en la psicodelia, pero en verdad os digo que este “II” puede llegar a gustar y a convencer a los novatos de los viajes astrales. Y esa es precisamente la gracia de este nuevo LP de “Föllakzoid”. Sonidos siderales e intangibles intenciones para un mundo demasiado terrenal y transitorio. Puntuación: 8/10 Lo mejor: Föllakzoid te hacen viajar sin moverte, que diría Jamiroquai. Lo peor: Posiblemente el hipsterío los abrace con fruición para olvidarse de ellos al cabo de un par de tardes. No son un grupo fácil. Te gustarán si te gustan: Neu!, Wooden Shjips, Black Sabbath.
Desconocido para algunos, este nombre es parte de las nuevas bandas que están logrando cosas. La edición de ‘II’ por Sacred Bones es, justamente, su segundo registro por este sello neoyorquino, cuyo resultado musicaliza la convicción tras la propuesta. Terminan los 15 minutos de “Pulsar”, último corte de este disco, y el silencio posterior es una reflexión que lo amerita, un espacio que sigue a una obra compacta, solidez que se capitula en cuatro ejercicios y esta última pieza que perfecto sella ‘II’, de Föllakzoid, su segunda edición bajo la etiqueta Sacred Bones (NYC). Previamente, el grupo trabajó una primera etapa plasmada en dos registros, y una serie de presentaciones al alero de cierta brisa sicodélica que refrescó Santiago, junto a otras bandas que también consiguieron sendas ediciones en vinilo. Ya en este, su tercer disco, la apuesta cumple los tiempos y se exhibe un concepto muy bien logrado. Las orientaciones de Föllakzoid nos dirigen al Kosmiche Musik, krautrock alemán con minimalismo, repetición y espacio como elementos primarios, siempre en clave motorik, en perfecta combinación de una banda con matices electrónicos. Un viaje lisérgico que en “Trees” y “9” tiene un excelente pasaje introductorio. Ya en “Rio”, el tercer tema, aparece el rock con un tempo necesario, quitando las cuotas de minimalismo desplegadas en los dos primeros cortes. Acá las cuerdas se suman al galope de la batería. Este sonido se asimila al trabajo de Ripley Johnson (Wooden Shjips, Moon Duo), quien luego mezclaría un corte de este disco, en un split junto a otro remix de Psychic Ills, grupo anfitrión en la reciente gira de Föllakzoid por Estados Unidos. Sucesivamente la extensión de los cortes crece, ampliando así el espacio en el que se desarrolla una idea de composición simple, canciones que despegan, planean y aterrizan con notable sutileza. También el disco amaina en “99”, dejando en la mencionada “Pulsar” un cierre certero de esta primera etapa, con tres discos y un sonido definido para este cuarteto, con inmejorable posición para extender su viaje.
De vez en cuando, llega un álbum con el que te sientes increíblemente cómodo, aunque nunca lo hayas escuchado antes. Este es uno de esos álbumes! Y volveremos con más Föllakzoid para continuar sacudiendo de psicodelia voladora, siempre tan eficaz para desempolvar almas destempladas.
Lista de Temas: 1. Trees 2. 9 3. Rio 4. 99 5. Pulsar
Alineación: - Juan Pablo / bass, vocals - Diego / drums - Alfredo / synth - Domingo / guitar
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